Cultivo y fotografía de Óscar Tapiador de Finca La Oliveta.
El uso de fertilizantes nitrogenados ha aumentado en los últimos años y desde 1990 se ha excedido el porcentaje de aplicación en muchas zonas de España.
En la mayoría de los casos sólo el 30-40% del nitrógeno mineral aplicado es utilizado por la planta y el resto se pierde en la atmósfera o en el suelo produciendo así graves problemas medioambientales.
En este sentido, asegurar la eficiencia del uso de estos fertilizantes es una de las mayores tareas. Las leguminosas como el guisante ayudan a aumentar la fertilidad del suelo y a la fijación de nitrógeno, pero tiene otras ventajas en el agro-ecosistema, como mejorar la estructura del suelo, protección de la erosión y contribuir a aumentar la diversidad biológica.
La producción de guisante está a menudo limitada por la deficiencia de nitrógeno bajo condiciones agronómicas, siendo el factor limitante más común para el crecimiento de las plantas. Los fertilizantes nitrogenados son ampliamente utilizados para corregir esta deficiencia y elevar los rendimientos de las cosechas. No obstante, el objetivo actual de una producción sostenible no sólo se basa en conseguir altos rendimientos con buena calidad de producto y a menor coste, sino que también se busca la protección del medio ambiente.
La fijación biológica de nitrógeno es una fuente alternativa a la fertilización con nitrógeno inorgánico y que tiene un gran valor económico y medioambiental. Para un sistema de agricultura sostenible es necesario maximizar la fijación de nitrógeno por medio de leguminosas como el guisante, manteniendo así el pH óptimo del suelo y aumentando la fertilidad del mismo.
Además de las ventajas para el suelo, supone un beneficio económico posterior con su venta para alimentación de ganado.
Familia Leguminosae, Pisum sativum L.: guisante
Identificación: planta anual, de 50-200 cm, trepadora, glauca. Hojas paripinnadas, con 1-3 pares de folíolos de elípticos a suborbiculares, zarcillo terminal ramificado y estípulas semiamplexicaules, grandes, mayores que los folíolos. Flores con el estandarte y la quilla concoloras (blancas, rosadas, lilas…) y alas de púrpura a blanquecinas. Flores solitarias o en inflorescencias pedunculadas de hasta 3 flores. Fruto en legumbre alargada.
Forma biológica: terófito; floración: IV-VII.
Requerimientos ambientales: climas frescos aunque no excesivamente lluviosos. Bastante resistencia a las heladas y poca tolerancia a la sequía. Prefiere los terrenos neutros (pH>6), sueltos y aireados. Las texturas pesadas y los suelos mal drenados dificultan su desarrollo.
Distribución y zonas de cultivo: originaria de Eurasia y de las regiones mediterráneas orientales. Se cultiva como forrajera en los secanos semiáridos y templados de la Península Ibérica.
Tipo de cultivo: de secano y, en menor proporción, de regadío. Se aconseja la siembra del guisante forrajero con gramíneas como la avena o el triticale, que ejercen de tutor y equilibran la calidad nutricional de forraje. Habitualmente es un cultivo de invierno, sembrándose en otoño y prolongándose su ciclo hasta mayo-junio. En regiones de inviernos muy fríos puede sembrarse cultivares de primavera en enero-febrero, alargándose su ciclo hasta el inicio del verano.
Interés forrajero: las producciones de forraje oscilan entre 8-11 t ms/ha en cultivos bífitos con triticale. El forraje obtenido tiene una buena digestibilidad y un elevado contenido proteico (14-18% PB en cultivos bífitos).
Formas de aprovechamiento: se aprovecha mediante siega, cuando las vainas están llenas, pero sin llegar a la madurez del grano. Es habitual su henificación aunque debe realizarse con cuidado por la fragilidad de las hojas y del fruto. Su ensilabilidad en cultivo puro es baja pero puede obtenerse un ensilado de aceptable calidad si interviene en la mezcla un cereal.
Bibliografía: Bolòs et al. (1993), Flores et al. (2003), INFOAGRO (2007), Lauber & Wagner (2000), Piñeiro et al. (2004), Romero Zarco (2000). FERTILIZACIÓN BIOLÓGICA DEL GUISANTE: SIMBIOSIS Rhizobium leguminosarum – Pisum sativum. A. P. Rodiño, M. Santalla, A. M. De Ron. Misión Biológica de Galicia. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Pontevedra.
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